NO, LA OMS NO HA DECLARADO QUE –TODO- EL CANNABIS MEDICINAL TIENE USOS TERAPEUTICOS  SEGUROS. Las cosas como son.

En los días que van del 6 al 10 de noviembre la OMS publicó el resultado de una evaluación sanitaria por parte de expertos sobre el cannabidiol (una de las principales moléculas –que no produce psicoactividad- de la planta del cannabis, también conocido como “cbd”). En dicho informe, la OMS declaró que el CBD tiene usos terapéuticos demostrados y que además éstos usos terapéuticos no tienen riesgos significativos para la salud del ser humano. Es fundamental que organismos internacionales competentes en materia de salud (como lo es, sin duda, la OMS, más allá de las consideraciones morales que puedan despertar sus prácticas y fundamentos) reconozcan y, por tanto, avalen el uso del cannabinoide CBD como un elemento terapéutico válido  y seguro para tratar la sintomatología de enfermedades tan demoledoras como la epilepsia infantil, síndrome de Dravet etc sin duda, estos niños y niñas, asi como sus padres y madres, necesitan que este tipo de instituciones internacionales, por fin, reconozcan lo que muchas de estas personas ya sabían: que el CBD funciona para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen este tipo de patologías (reducción drástica de crisis convulsivas y por tanto reducción del daño neuro cognitivo y motor que se produce como consecuencia de las mismas). Hasta ahí todo perfecto.

Pero ocurre que, de facto,  el anuncio de la OMS sobre el cannabidiol ha generado un tsunami de publicaciones (en presa y en rrss) que se replican y propagan con gran celeridad por internet (en medios generalistas y en medios dedicados en teoría al cannabis medicinal, lo cual es aun más preocupante) bajo el titular de: “La OMS reconoce el uso terapéutico –y la ausencia de riesgos significativos- del cannabis medicinal”. Este es  en esencia el mensaje –con sus variaciones particulares en cada caso- de la mayoría de las publicaciones que circulan por la red[1]. En el contenido de ese mensaje se esconden dos errores muy graves si queremos tratar de forma seria y rigurosa el asunto del cannabis medicinal. Estos dos errores implícitos en el titular se pueden cifrar en 2 concretamente: Una identificación errónea que implica, a su vez, un reduccionismo.

La identificación errónea no es otra que la que se establece implícitamente entre “cannabis medicinal” y “CBD”; y esta identificación implica un reduccionismo puesto que la planta del cannabis no comienza, ni mucho menos acaba, en la molécula CBD.  Con esta identificación-reduccionismo se esta negando implícitamente el potencial de cannabinoides fundamentales en el uso terapéutico del cannabis como lo son principalmente el THC, y en menor medida el CBN, CBG, CBC, THCV etc etc por no hablar de otros componentes de la planta con reconocidos usos terapéutico –más allá del propio cannabis- como los terpenos (los componentes químicos responsables de los olores y sabores del todo el reino vegetal). De hecho, en Medcan, sabemos muy bien que el “efecto séquito” o  la sinergia que se da entre ambas moléculas (thc , cbd y el resto del especro de cannabinoides, terpenos etc)  si se aplican conjuntamente, optimiza tanto los efectos terapéuticos tanto del cbd, como del thc.

En definitiva, de igual manera que las personas que usan CBD con resultados terapéuticos muy satisfactorios (que no consiguen obtener con ninguna otra medicación convencional) necesitan el respaldo de la comunidad medica internacional y los organismos internacionales sanitarios competentes en la misma –como la OMS-, exactamente en la misma medida lo necesitan aquellas personas que necesitan usar el thc de manera terapéutica para mejorar su calidad de vida, como por ejemplo aquella inmersas en procesos oncológicos que buscan recuperar el hambre y el sueño (sin dormir y comer adecuadamente cualquier recuperación en salud se torna una quimera), asi como reducir nauseas o para aquellas otras personas que tratan de calmar sus dolores crónicos o neuropáticos…

El THC, recordemos, es el fitocannabinoide (cannabinoide procedente de la planta de cannabis sativa l.) fiscalizado internacionalmente  ya que posee psicoactividad. En la inmensa mayoría de los titulares y pseudoargumentaciones que identifican “cannabis medicinal” y “CBD” , se da por hecho que THC y uso terapéutico del cannabis son dos elementos incompatibles… cuando, si bien es cierto que en muchas ocasiones lo que el usuario lúdico busca (la psicoactividad y sensación de embriaguez) es precisamente lo que repele al terapéutico, no es menos cierto que en muchos procesos de salud/enfermedad el THC juega un papel terapéutico fundamental a pesar de su psicoactividad en muchos casos (como analgesia contra dolor, como antiemético, o para estimular el apetito) e incluso por su psicoactividad en otros pacientes (en los que la alteración “artificial” del ánimo puede erigirse como un elemento terapéutico más tal y como afirma el Dr. Franjo Grotenhermer en su libro “Cannabis como Medicamento”).

En conclusión: Todas aquellas personas que luchamos por el fin de las políticas prohibicionistas por ineficaces, ineficientes e injustas hemos de levantar la voz para celebrar que la OMS haya concluido que el CBD tiene usos terapéuticos y no conlleva riesgos significativos para la salud, pero con la misma determinación e intensidad hemos de levantar la voz para exigir que ese reconocimiento se expanda hacia otros cannabinoides –y hacia la planta Cannabis Sativa L. En su totalidad- básicamente por dos motivos: Identificar y reducir el cannabis medicinal al CBD no solo es inexacto científicamente (cbn,cbg cbc, terpenos etc tienen un alto potencial terapéutico que no se puede obviar), sino también injusto socialmente  con aquellas personas usuarias de cannabis medicinal que necesitan, por ejemplo, que sus dolores sean calmados, sus nauseas se interrumpan y poder comer y dormir para recuperar su salud. Estas personas  también necesitan el respaldo de la sociedad civil y de las instituciones internacionales competentes en el ámbito de la salud. No les dejemos solas.

 

Pd: Es de justicia también reconocer que organismos como la SEIC, el OECM o ICEERS han tratado la noticia del informe de la OMS con rigurosidad y en sus publicaciones no se daba en ningún momento una identificación (ni por tanto reduccionismo) entre cannabis medicinal y cbd.

 


 

[1] Algunos ejemplos: https://www.infobae.com/america/mundo/2017/12/14/la-oms-declaro-en-un-informe-que-la-marihuana-medicinal-no-tiene-riesgos-para-la-salud/
https://www.clarin.com/sociedad/oms-avala-cannabis-medicinal-afirma-estupefaciente_0_HyUI64bGf.html

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